El mejor lunes del año, lejos...

Sabido por todos es que odio los lunes, y sino, fijarse varios posteos anteriores. Es más, estaba por hacer un posteo odioso de lunes, pero tenia que salir y llevarme una mochila, una mochila que uso de vez en cuando, muy de vez en cuando.

Vaciándola estaba cuando meto la mano en un bolsillo y de repente... esa sensación extraordinaria de tocar plata olvidada. Pero momento!. Era bastante más que un simple billetín (cara de felicidad, de mucha felicidad).

Acá va el recuento, tipo inventario después de comprobar que ya no quedaba nada:

-1 Bayaspirina
-2 Tafirol
-1 Cospel
-1 pasaje pagado a Salsipuedes ^___^
-1 Recibo de compra de notebook (aca me terminó de caer la ficha, la pucha)
-1 Receta médica
-$117

Más de cien pesos olvidados en un oscuro y triste rincón de mi mochila, calculo que desde principios de año, también puede ser del año pasado, porque está el pasje a Salsipuedes, mmmmh.

Toqué fondo en el tema despiste, pero igual me alegró la tarde...
Igual mañana se me van $13 en el apunte de instalaciones, seguro un ploteadito para morfo, y otro para la semana que viene, y la plata se va... La próxima cervezeada en marconi la pago yo ^__^ (promociónsóloválidaparadosounmáximodedoscervezastampocomeveanlacara
hijosdelagranpú)...



Debería haber comentado algo de NTVG, pero ya está todo dicho, lo único que puedo decir es lo grosso que es que un grupo de personas te haga olvidar todo por dos horas, sintiendo en ese lapso nada más que felicidad. Muy lindo.

Y cómo la despreocupación me duró más que el recital, hoy me dedique a hacer casi nada, tirando a nada. Pero una de las cosas que si hice, fue volver a los escenarios virtuales del rock (lease "estaba muy al pedo y me puse a jugar al Guitar Hero"). Oooh! Gran juego rompedor de joysticks y limador de dedos!. Them bones, Monkey Wrench, Message in a Bottle, Killing in the Name... FREE BIRD!.

Y mientras tocaba Can't you hear me knockin', me pregunté porque los "rolingas" usan un corte "ramonero", es como mezclar peras con tomates. Y después vino Jessica, que dicho sea de paso debe haber sido una mina muy linda (y paciente sobre todo, por lo que dura el tema).

En fin, recontra al pedo, domingo bien domingo. Con ganas de nada, asique nada.

Me voy a dormir, mañana empieza la semana otra vez, y otra vez Lunes. No hay nada copado para ver el finde que viene, ni para el otro, ni para el otro, una cagada la cartelera cordobesa hasta octubre...

Me voy a dormir, no quiero que me agarre despierto el lunes, cha...
Hombre: ¿Dios?
Dios: ¿Si?
Hombre: ¿Puedo preguntarte algo?
Dios: Por supuesto.
Hombre: ¿Qué es para tí un millón de años?
Dios: Un segundo.
Hombre: ¿Y un millón de pesos?
Dios: Un centavo...
Hombre: Dios... ¿podrías darme un centavo?
Dios: Espera un segundo...
Si el gordo Iorio puede mudarse al campo y escuchar Robbie Williams, y rebelarse completamente contra el metal, yo puedo leer un libro gallego [?] que me llegó en extrañas circunstancias. Y ponele que no estoy acostumbrado a leer estas cosas, pero resultó llevadero al final, sobretodo por las penas y tropiezos sobre los que puede escribir un pendejo de casi mi edad. Empatía.

----------------------------------------------------


-Tú siempre esperas gestos, yo palabras... Vivimos en mundos distintos... y dentro de poco, más aún.
-No digas eso...
-Soy realista... El corazón me resbala por las tuberías de este cuarto... ya no hay forma de sacarlo.
-¿Te has vuelto poeta?
-No... lo escribiste tú, hace unos meses...
-Báilame el agua. Úntame de amor y de otras fragancias de tu jardín secreto... Sácame de quicio, hazme sufrir. Ponme a secar como un trapo mojado. Lléname de vida, líbrame de mi estigma. Llámame tonto. Olvida todo lo que haya podido decirte hasta ahora... No me arrastres, no me asustes... Vete lejos... pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo. Toca mis ojos, nota la textura del calor. ¿Por cuánto te vendes? Píllate los dedos y deja que te invite a un café. Caliente claro, y sin azúcar... sin aliento...


...ese día que se inventó sólo para hacer que el resto de la semana se vea bien.

Así como la semana que pasó parecía (y fue) auguriosa, la semana entrante me parece que viene para atrás.

Why? Porque por empezar estoy en cualquiera y como dice la canción cuyo nombre este post lleva por título : "Hoy no me siento responsable, no quiero salir del bar; que se me cruzan los cables y no lo puedo arreglar; no me digas más detalles de cómo puedo escapar; traza un plan que NUNCA falle, YO lo puedo hacer fallar".

Hay veces que los problemas lo buscan a uno, como una lotería que sin jugar toca, pero otras veces (léase "en este caso"), uno busca toooooooooodos los problemas que pueda encontrar en un lapso de cuatro o cinco días, no tan copado.

Al menos es una semana corta que termina con otro concierto que viene sonriendo desde hace más de un mes, igual entre medio hay que pasar algunas boludeces facultativas y personales, y digo boludeces porque son justamente eso, pero al tener la recontrasuerte de no tener otros dramas en puerta, uno los toma como tempestades.

No es tan bueno esconder con una mentira lo que uno debe simplemente ocultar en un primer momento. (Debería dedicarme a tirar frases grossas ^___^)

Da la impresión de que me gusta hacer catarsis acá, pasa que no tengo plata para pagarme un psicoloco... ^__^

Chau, empiecen bien la semana...


Entre Espejos, Tulsa Time, viejos clásicos y Pappo se repartió la noche de ayer, la verdad no tengo mucho que comentar, pero lo que si puedo decir es que superó ampliamente mis expectativas. Sabe Dios que no estaba dispuesto a pagar 80 p para ir, pero ahora, y después de ver lo que puede dar Ciro con los Persas, si lo haría.

Todo se resume en una intro muy linda; una banda que fue alternando temas propios, y temas de los Piojos para subir bien alto de vez en cuando; y una potencia y prolijidad muuuuy marcada.

Y no tengo más ganas de escribir, pero le quería dar un cierre a la trilogía polillesca ^__^...

p/d: vivo para echar moco :D
Al final cuando una polilla agita las alas en una parada de colectivo repercute una semana después en el Orfeo ^___^

En estos tiempos de oquedad / de oscuridad iluminada / de distracción a perpetuidad / de imbecilidad tan programada / aunque no encuentres la voz / aunque te paguen con platos de arroz / aunque te asuste si puedas caer / la dignidad no se pierde sabés / no estás aquí para pasar sin que te vean, que carajo! / si ser lo mismo es virtud, vos sabés bien que también es quietud / si anda rondando la felicidad no tengas tanto temor de cambiar...
Vas a bailar, como si fuera la última noche. . . . Yalalala :D

Aguanten los trapos del deseo y la libertad.
Aguanten los trapos del saber y la dignidad.
Aguanten los trapos de la singularidad.
Aguanten los trapos porque sí porque da
.

^______________________________^ Chocho
Mmmm... Son las 1:04 am y sigo sin tener sueño... Y recién mientras escribía el post anterior me acordé de algo que siempre me llamó la atención. No, no tienen NADA que ver con la charla en el bondi y todo eso. Se me ocurrió porque es algo que cada vez que veo me pregunto.
WHY? (notese la mayúscula) WHY? Por el lord's sake... WHY?

Why las minas usan excesivo maquillaje? (a veces, en algunos casos y no todas). Es extremadamente común salir y toparse con alguna que hay que mirarla dos veces para ver si es o no un coplay de Krusty femenino (cosplay = palabra en jerga ñoña para "disfraz").
A ver, no es que quiera herir la susceptibilidad de nadie, pero una vez pregunté ésto (y encaré por el lado de la inseguridad) y obtuve por respuesta algo cómo: "-no es inseguridad es coquetería. A nosotras nos gusta pintarnos un poco, ocultar ojeras, bla bla bla-". En ese momento la conversación se me hizo aburrida y puse los oídos en Standby, como cuando hablan de zapatos ^_^.

Bien, entonces si es coquetería ¿por que algunas terminan pareciendo un yosapa? ¿Soy yo sólamente al que le parece ésto? Pues no, la interné dice lo contrario. En una poco extensa búsqueda en google encontré ésto: "La mayoría de los hombres prefieren que las mujeres no usen demasiado maquillaje, aseguran que la mujer es más bella cuando luce natural". Así se confirmaba la masividad de mi creencia.

Pero más abajo decía: "Ojos que no ven corazón que no siente". Con lo se quería decir que los hombres no es que la prefiramos al natural, sino con un maquillaje muy discreto.

Sep. Otra vez la iterné tiene razón, y como corolario a mi poco extensa búsqueda voy a poner dos ejemplos que encontré bajo el googleo: "Mujeres mal maquilladas" y uno de "Maquillaje discreto". Googleo muy creativo por cierto...











No conozco a ninguna de las dos, pero póngale por caso que la de la derecha se puso una buena mano de titanio alrededor de los ojos, y la de la izquierda ilustra perfectamente lo que quiero decir con exceso de maquillaje...



Si sí, ya se, no todas son Jennifer Aniston, y gracias a Dios que sea así, sinó me daría un síncope cada vez que salga a la calle, pero es el puto ejemplo para maquillaje discreto, dejenmerompélasbolas... ^^
Sabe Dios que siendo las 12:20 a.m. debería ir a dormirme. Mas no, porque no tengo ganas, me dormí un siestononononón. También sabe Dios que mañana voy a tener sueño y que va a ser un día laaaaaargo (o no), pero no me importa, ésta semana va a ser diferente, y va a terminar como empezó, con un gran finde (¿por qué? mmmm... porque si todo sale bien me voy a ahorrar $70 ^__^). Y por que diferente? Porque voy a empezar a leer LTO II, porque como dice la canción, voy a dejar que ésta noche los pies anden descalzos y no los voy a parar si empiezan a correr; que la gente pase a ambos lados sin tocarme, que el neón de la noche se clave en al piel; que los coches salpìquen cuando pasen, y que mojen la risa con su puta prisa antes de morder esa manzana envenenada por un jodido Martes (que no va a ser tan jodido).

Igual ésto no viene a colación, sólo me gusta el tema.

Paso a "explicar" ahora sí: el viernes subí a un colectivo recontralleno, que podría haber dejado pasar, peroq euría llegar a casa. El chofer era un reverendo hijo de mil puta recibido en la Facultad de Hijos de la Gran Puta, de la Universidad de la Concha de su Madre. Ya medio lleno en Ciudad Universitaria, donde definitivamente, se llenó. Pero el gran hijo de un vagón de trolas (un posgrado de la misma facultad), en cada una de las otras paradas seguía haciendo subir gente con la ya famosa frase "un pasito para atrás que al fondo hay lugar". Resulta que el pasito era imposible y que atrás estaba lleno.

Igual nos amontonamos como indios en el tren, lo que conllevó a encontrar a alguien conocido en el bondi al tratar de ir cada vez más para el fondo.

De la conversación en una posición medio rara (vale aclarar que ambos viajábamos parados), devino una posterior conversación vía MSN el sábado, donde hubo un pedido, el domingo se ofreció un regalo, y hubo un "Miles de Millones de mil millones de gracias" como nick de mi parte. Buen regalo del día del Niño ^_____^.

Igual nada está confirmado, y no voy a decir que es lo que no está confirmado porque todavía no está confirmado. :\ Pero puede ser el negocio del siglo (exagerando un poco). Además de que voy a tener que salir a buscar compañía. No está tan fácil. Pero igual es muy buena.

Si llegaste hasta acá y pensás que leíste todo lo anterior al pedo, tenés razón, perdón, tenía ganas de escribir y contar alguna huevada sobredimensionada, y como dije al principio tampoco tenía ganas de irme a dormir, igual todo lo contado tiene razón de ser se concrete o no el negocio del siglo ^__^....

Por ahora el efecto polilla va así: tengo muchas ganas de hacer algo/subo a colectivo lleno/charla en el bondi/sale el tema de que tengo ganas de hacer algo/charla en msn/posibilidades de regalo ^^. Póngale por caso que termina el sábado que viene...

Chaaa
Porque las mejores canciones [^^] son las que tienen un sustento fuerte atrás...
En un momento pensé que a lo mejor estaría bueno tener una Morella para conversar al lado, pero después lo pensé mejor...

---------------------------------------------------------------------

Morella(Morella-)

Edgar Allan Poe


El mismo, por si mismo únicamente, eternamente uno, y solo.
Platón, Symposium

Consideraba yo a mi amiga Morella con un sentimiento de profundo, aunque muy singular afecto. Habiéndola conocido casualmente hace muchos años, mi alma, desde nuestro primer encuentro, ardió con un fuego que no había conocido antes jamás; pero no era ese fuego el de Eros, y representó para mi espíritu un amargo tormento la convicción gradual de que no podría definir su insólito carácter ni regular su vaga intensidad. Sin embargo, nos tratamos, y el destino nos unió ante el altar; jamás hablé de pasión, ni pensé en el amor. Ella, aun así, huía de la sociedad, y dedicándose a mí, me hizo feliz. Asombrarse es una felicidad, y una felicidad es soñar.

La erudición de Morella era profunda. Como espero mostrar, sus talentos no eran de orden vulgar, y su potencia mental era gigantesca. Lo percibí, y en muchas materias fui su discípulo. No obstante, pronto comprendí que, quizá a causa de haberse educado en Pressburgo ponía ella ante mí un gran número de esas obras místicas que se consideran generalmente como la simple escoria de la literatura alemana. Esas obras, no puedo imaginar por qué razón, constituían su estudio favorito y constante, y si en el transcurso del tiempo llegó a ser el mío también, hay que atribuirlo a la simple, pero eficaz influencia del hábito y del ejemplo.

Con todo esto, si no me equivoco, pero tiene que ver mi razón. Mis convicciones, o caigo en un error, no estaban en modo alguno basadas en el ideal, y no se descubriría, como no me equivoque por completo, ningún tinte del misticismo de mis lecturas, ya fuese en mis actos o ya fuese en mis pensamientos.

Persuadido de esto, me abandoné sin reserva a la dirección de mi esposa, y me adentré con firme corazón en el laberinto de sus estudios. Y entonces -cuando, sumiéndome en páginas aborrecibles, sentía un espíritu aborrecible encenderse dentro de mí- venía Morella a colocar su mano fría en la mía, y hurgando las cenizas de una filosofía muerta, extraía de ellas algunas graves y singulares palabras que, dado su extraño sentido, ardían por sí mismas sobre mi memoria. Y entonces, hora tras hora, permanecía al lado de ella, sumiéndome en la música de su voz, hasta que se infestaba de terror su melodía, y una sombra caía sobre mi alma, y palidecía yo, y me estremecía interiormente ante aquellos tonos sobrenaturales. Y así, el gozo se desvanecía en el horror, y lo más bello se tornaba horrendo, como Hinnom se convirtió en Gehena.

Resulta innecesario expresar el carácter exacto de estas disquisiciones que, brotando de los volúmenes que he mencionado, constituyeron durante tanto tiempo casi el único tema de conversación entre Morella y yo.

Los enterados de lo que se puede llamar moral teológica las concebirán fácilmente, y los ignorantes poco comprenderían, en todo caso. El vehemente panteísmo de Fichte, la palingenesia modificada de los pitagóricos, y por encima de todo, las doctrinas de la Identidad tal como las presenta Schelling, solían ser los puntos de discusión que ofrecían mayor belleza a la imaginativa Morella. Esta identidad llamada personal, la define con precisión mister Locke, creo, diciendo que consiste en la cordura del ser racional. Y como por persona entendemos una esencia inteligente, dotada de razón, y como hay una conciencia que acompaña siempre al pensamiento, es ésta la que nos hace a todos ser eso que llamamos nosotros mismos, diferenciándonos así de otros seres pensantes y dándonos nuestra identidad personal. Pero el principium individuationis -la noción de esa identidad que en la muerte se pierde o no para siempre- fue para mí en todo tiempo una consideración de intenso interés, no sólo por la naturaleza pasmosa y emocionante de sus consecuencias, sino por la manera especial y agitada como la mencionaba Morella.

Pero realmente había llegado ahora un momento en que el misterio del carácter de mi esposa me oprimía como un hechizo. No podía soportar por más tiempo el contacto de sus pálidos dedos, ni el tono profundo de su palabra musical, ni el brillo de sus melancólicos ojos. Y ella sabía todo esto, pero no me reconvenía.

Parecía tener conciencia de mi debilidad o de mi locura, y sonriendo, las llamaba el Destino. Parecía también tener conciencia de la causa, para mí desconocida, de aquel gradual desvío de mi afecto; pero no me daba explicación alguna ni aludía a su naturaleza. Sin embargo, era ella mujer, y se consumía por días. Con el tiempo, se fijó una mancha roja constantemente sobre sus mejillas, y las venas azules de su pálida frente se hicieron prominentes. Llegó un instante en que mi naturaleza se deshacía en compasión; pero al siguiente encontraba yo la mirada de sus ojos pensativos, y entonces sentíase mal mi alma y experimentaba el vértigo de quien tiene la mirada sumida en algún aterrador e insondable abismo.

¿Diré que anhelaba ya con un deseo fervoroso y devorador el momento de la muerte de Morella? Así era; pero el frágil espíritu se aferró en su envoltura de barro durante muchos días, muchas semanas y muchos meses tediosos, hasta que mis nervios torturados lograron triunfar sobre mi mente, y me sentí enfurecido por aquel retraso, y con un corazón demoníaco, maldije los días, las horas, los minutos amargos, que parecían alargarse y alargarse a medida que declinaba aquella delicada vida, como sombras en la agonía de la tarde. Pero una noche de otoño, cuando permanecía quieto el viento en el cielo, Morella me llamó a su lado. Había una oscura bruma sobre toda la tierra, un calor fosforescente sóbrenlas aguas, y entre el rico follaje de la selva de octubre, hubiérase dicho que caía del firmamento un arco iris.

-Éste es el día de los días -dijo ella, cuando me acerqué-: un día entre todos los días para vivir o morir. Es un día hermoso para los hijos de la tierra y de la vida, ¡ah, y más hermoso para las hijas del cielo y de la muerte!

Besé su frente, y ella prosiguió:

-Voy a morir, y a pesar de todo, viviré.

-¡Morella!

-No han existido nunca días en que hubieses podido amarme; pero a la que aborreciste en vida la adorarás en la muerte.

-¡Morella!

-Repito que voy a morir. Pero hay en mí una prenda de ese afecto, ¡ah, cuan pequeño!, que has sentido por mí, por Morella. Y cuando parta mi espíritu, el hijo vivirá, el hijo tuyo, el de Morella. Pero tus días serán días de dolor, de ese dolor que es la más duradera de las impresiones, como el ciprés es el más duradero de los árboles. Porque han pasado las horas de tu felicidad, y no se coge dos veces la alegría en una vida, como las rosas de Paestum dos veces en un año. Tú no jugarás ya más con el tiempo el juego del Teyo; pero, siéndote desconocidos el mirto y el vino, llevarás contigo sobre la tierra tu sudario, como hace el musulmán en la Meca.

-¡Morella! -exclamé-. ¡Morella! ¿cómo sabes esto?

Pero ella volvió su rostro sobre la almohada, un leve temblor recorrió sus miembros, y ya no oí más su voz. Sin embargo, como había predicho ella, su hijo -el que había dado a luz al morir, y que no respiró hasta que cesó de alentar su madre-, su hijo, una niña, vivió. Y creció extrañamente en estatura y en inteligencia, y era de una semejanza perfecta con la que había desaparecido, y la amé con un amor más ferviente del que creí me sería posible sentir por ningún habitante de la Tierra.

Pero, antes de que pasase mucho tiempo, se ensombreció el cielo de aquel puro afecto, y la tristeza, el horror, la aflicción, pasaron veloces como nubes. He dicho que la niña creció extrañamente en estatura y en inteligencia. Extraño, en verdad, fue el rápido crecimiento de su tamaño corporal; pero terribles, ¡oh, terribles!, fueron los tumultuosos pensamientos que se amontonaron sobre mí mientras espiaba el desarrollo de su ser intelectual. ¿Podía ser de otra manera, cuando descubría yo a diario en las concepciones de la niña las potencias adultas y las facultades de la mujer, cuando las lecciones de la experiencia se desprendían de los labios de la infancia y cuando veía a cada hora la sabiduría o las pasiones de la madurez centellear en sus grandes y pensativos ojos? Como digo, cuando apareció evidente todo eso ante mis sentidos aterrados, cuando no le fue ya posible a mi alma ocultárselo más, ni a mis facultades estremecidas rechazar aquella certeza, ¿cómo puede extrañar que unas sospechas de naturaleza espantosa y emocionante se deslizaran en mi espíritu, o que mis pensamientos se volvieran, despavoridos, hacia los cuentos extraños y las impresionantes teorías de la enterrada Morella? Arranqué a la curiosidad del mundo un ser a quien el Destino me mandaba adorar, y en el severo aislamiento de mi hogar, vigilé con una ansiedad mortal cuanto concernía a la criatura amada.

Y mientras los años transcurrían, y mientras día tras día contemplaba yo su santo, su apacible, su elocuente rostro, mientras examinaba sus formas que maduraban, descubría día tras día nuevos puntos de semejanza en la hija con su madre, la melancólica y la muerta. Y a cada hora aumentaban aquellas sombras de semejanza, más plenas, más definidas, más inquietantes y más atrozmente terribles en su aspecto. Pues que su sonrisa se pareciese a la de su madre podía yo sufrirlo, aunque luego me hiciera estremecer aquella identidad demasiado perfecta; que sus ojos se pareciesen a los de Morella podía soportarlo, aunque, además, penetraran harto a menudo en las profundidades de mi alma con el intenso e impresionante pensamiento de la propia Morella. Y en el contorno de su alta frente, en los bucles de su sedosa cabellera, en sus pálidos dedos que se sepultaban dentro de ella, en el triste tono bajo y musical de su palabra, y por encima de todo -¡oh, por encima de todo!- en las frases y expresiones de la muerta sobre los labios de la amada, de la viva, encontraba yo pasto para un horrendo pensamiento devorador, para un gusano que no quería perecer.

Así pasaron dos lustros de su vida, y hasta ahora mi hija permanecía sin nombre sobre la tierra. «Hija mía» y «amor mío» eran las denominaciones dictadas habitualmente por el afecto paterno, y el severo aislamiento de sus días impedía toda relación. El nombre de Morella había muerto con ella. No hablé nunca de la madre a la hija; érame imposible hacerlo. En realidad, durante el breve período de su existencia, la última no había recibido ninguna impresión del mundo exterior, excepto las que la hubieran proporcionado los estrechos límites de su retiro.

Pero, por último, se ofreció a mi mente la ceremonia del bautismo en aquel estado de desaliento y de excitación, como la presente liberación de los terrores de mi destino. Y en la pila bautismal dudé respecto al nombre. Y se agolparon a mis labios muchos nombres de sabiduría y belleza, de los tiempos antiguos! y de los modernos, de mi país y de los países extranjeros, con otros muchos, muchos delicados de nobleza, de felicidad y de bondad. ¿Qué me impulsó entonces a agitar el recuerdo de la muerta enterrada? ¿Qué demonio me incitó a suspirar aquel sonido cuyo recuerdo real hacía refluir mi sangre a torrentes desde las sienes al corazón? ¿Qué espíritu perverso habló desde las reconditeces de mi alma, cuando, entre aquellos oscuros corredores, y en el silencio de la noche, musité al oído del santo hombre las sílabas «Morella»? ¿Qué ser más demoníaco retorció los rasgos de mi hija, y los cubrió con los tintes de la muerte cuando estremeciéndose ante aquel nombre apenas audible, volvió sus límpidos ojos desde el suelo hacia el cielo, y cayendo prosternada sobre las losas negras de nuestra cripta ancestral, respondió: «¡Aquí estoy!»?

Estas simples y cortas sílabas cayeron claras, fríamente claras, en mis oídos, y desde allí, como plomo fundido, se precipitaron silbando en mi cerebro. Años, años enteros pueden pasar; pero el recuerdo de esa época, ¡jamás! No desconocía yo, por cierto, las flores y la vid; pero el abeto y el ciprés proyectaron su sombra sobre mí noche y día. Y no conservé noción alguna de tiempo o de lugar, y se desvanecieron en el cielo las estrellas de mi destino, y desde entonces se ensombreció la tierra, y sus figuras pasaron junto a mí como sombras fugaces, y entre ellas sólo vi una: Morella. Los vientos del firmamento suspiraban un único sonido en mis oídos, y las olas en el mar murmuraban eternamente: «Morella.» Pero ella murió, y con mis propias manos la llevé a la tumba; y reí con una risa larga y amarga al no encontrar vestigios de la primera Morella en la cripta donde enterré la segunda.


Dejo para el final el obvio resultado de haber bebido en las fuentes vulgares de la verdad: nunca seremos más jóvenes que hoy; jamás volveremos a ver a nuestros muertos; el tiempo no retrocede; el amor perfecto no existe; hay un verso que está siempre a punto de revelársenos y que no escribiremos nunca. Para los hombres de verdad, este no es el final de sus sueños, sino más bien el principio...

-A.D.

La ciencia moderna aun no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas

-S.F.

The trouble with the world is that, the stupids are full of confidence and the intelligents are full of doubts.

-W.S.

Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.

-N.M.

Hijos, lo intentaron tanto como pudieron, y fracasaron. Cual es la leccion? Nunca intentar.

-H.S.

If you love someone, put their name in a circle; because hearts can be broken, but circles never end.

-B.L.

FFVIII

I'll be here...
Why...?
I'll be waiting here...
For what...?
I'll be waiting for you... so...
If you come here... you'll find me...
I PROMISE.
Powered By Blogger

Esperando la vuelta

Ese gran filósofo naranja

De Sangre y de Miel

La vida es una moneda...

I don't like mondays

Iván Noble en Studio

Gente