Arquitecteando

Nop, no viene por el lado de la joda, y de la mujer petiza, sin dientes y con las orejas grandes. Pero como este tema es harto extenso, un gran charco como quien dice, me lavo completamente las manos, y digo que quien catalogó a la mujer perfecta fue Pierre de Brantöme, historiador francés, aventurero, mediocre escritor.

A modo de introducción se podría decir que el chabón este tenía muchos bienes clericales, pero nada de dicha voluntad, se hizo soldado, contactó con muchos señores de la guerra de la época, pero se cayó de un caballo y se retiró de la carrera militar, y cual lisiado moderno que no tiene otra cosa que hacer que ver Rial a la siesta, su vida posterior se limitó a seguir a la corte, apasionándose por las intrigas amorosas y políticas, los duelos, las rivalidades y los asesinatos. Un cholulo importante.

Brântome puede ser considerado difícilmente como un riguroso historiador y sus memorias no son una fiable fuente de información. Sin embargo, escribía de forma curiosamente coloquial, vertiendo sus pensamientos, observaciones y hechos sin orden ni sistema y con absoluta franqueza e ingenuidad. Sus obras describen inequívocamente un admirable retrato de la vida cortesana de su tiempo, con su desvergonzado y abierto libertinaje. No hay hombre ilustrado ni dama galante en toda su galería de retratos que no esté manchado por el vicio y, no obstante, el conjunto está narrado con la más completa apariencia de que no hay nada objetable en sus conductas. Gran número de sucesos y personajes de la época habrían permanecido ignorados sin su buena pluma.

A todo ésto, el tipo, un verdadero enamorado del género femenino, escribió Vie des dames illustres (Vida de las damas ilustres) y Vie des dames galantes (Vida de las damas galantes) en las que se atreve a describir cómo debe ser una mujer hermosa y perfecta (en el físico):

Para que una mujer sea hermosa y perfecta debe tener treinta bellezas. Tres cosas blancas: la piel, los dientes y las manos; tres negras: los ojos, las cejas y las pestañas; tres rojas: los labios, las mejillas y las uñas; tres largas: el cuerpo, los cabellos y las manos; tres cortas: los dientes, las orejas y los pies; tres anchas: el pecho, la frente y el espacio entre las cejas; tres estrechas: la boca, la cintura y los tobillos; tres gruesas: el brazo, los muslos y las pantorrillas; tres sutiles: los dedos, los cabellos y los labios; y tres pequeñas: los pezones, la nariz y la cabeza.

Vale aclarar que el muchacho éste vivió entre 1540-1614 ^_____^



FUENTE: http://historiasdelahistoria.com/2010/09/26/%C2%BFcomo-debe-ser-la-mujer-perfecta/