Arquitecteando

Por definición, el gordito siempre fue al arco, salvo cuando era el dueño de la pelota. En ese momento podía hacer lo que se le antoje, ser Riquelme, Maradona o quien demonios se le ocurra, y si no, se iba, haciendo puchero, con la pelota abajo del brazo a ver tele a su casa.
Se le puede llamar capricho, si, puede ser, pero el gordito no perjudicaba a nadie más que sus compañeros, que siempre se las apañaban para conseguir otra pelota.

Ahora, si ese gordito sigue comportándose asi el resto de su vida, decimos que es un obseso enfermo de poder.

Bueno, pues como ya dijo un crítico y teórico literario del norte:

"Shakespeare, que era tan buen filósofo como poeta, sabía que el amor al poder, que es otro nombre del amor a la maldad, era natural al hombre”

Así parece entonces que ésto es lo más natural del mundo, y sí, es verdad en la vida hay mucho gorditos dueños de la pelota, pero hay épocas en que estas apetencias se hacen impúdicas, y me parece, ésta es una de ellas.

Ya Alberdi, desde su lúcido ostracismo en Francia, lo señalaba. Decía que:

“Lo que más desea el que ha tenido el poder algunos años –sea como rey o emperador, o presidente o gobernador– es seguir teniéndolo siempre”.

Es así como hemos venido asistiendo en el país a una pandemia de aspirantes a mantenerse en su poltrona, varios que se mostraban, otros que maniobraban mientras se escondían. Pero a todos se les nota la gula, si no en sus propias acciones en los menjurjes dialécticos de sus comparsas.

Ahora, ya hay otros que no sólo se muestras o manejan todo por abajo, sino que lo hacen evidente. Si la pelota son superpoderes y el gordito es Cristina, nos encontramos con un grave problema. Si el gordito no quería jugar con Pedrito, a la fuerza los demás iban a sacar a Pedrito. Si CFK no quiere jugar con Redrado, la lógica es simple.

En un país lógico, se le quitaría la pelota a Cristina, pero no olvidemos que estamos en Argentina, y la lógica la encontramos [muy] escondida en la Justicia y en las ansias de poder de la oposición, que sería volver siempre a lo mismo.

Impotencia? Sí, mucha. Hay cosas que no se desean, pero...