Hablar de sí mismo en tercera persona es un acto conciente (o semi-conciente en tanto está a la moda o es un lugar común de los exitosos oradores) de despersonalización, que se lleva a cabo en una estructura de lenguaje, frente a otros, en una conversación con raíces de arenga. Cuando uno se sabe y se reconoce a sí mismo como persona humana, no se remite como tercero, sino que habla siempre desde la intimidad, hacia el otro, desde este alguien profundo hacia el mundo. Esta misma intimidad es la que protege a la persona y debe ser protegida por esta; de esta intimidad parece imposible separase y encima, parece ridículo despojarse en el lenguaje para referirse a sí mismo como un otro.




Partamos de la idea que un día de mierda lo tiene cualquiera, y de que seguramente hay días peores del que voy a contar, que no incluye ningún problema grave ni nada por el estilo, hasta yo he tenido días mucho más malos.

¿Qué es un día de mierda? Es uno de esos típicos días que uno se levanta con el pié izquierdo y el joystick de la vida te funciona al revés. Vos apretás para la derecha, y terminás yendo a la izquierda. Son esos días en que el karma se cobra alguna deuda pendiente. Cuando la sumatoria de pequeñas (en este caso) cosas negativas, al final del día, rebalsa el vaso.

Un día de mierda por antonomasia es el Lunes, pero no en éste caso, que fue un traicionero Sábado, que en principio parecía traer alegría y sonrisas, pero que terminó conspirando de espaldas y con una mueca sádica en su abstracto rostro de fin-de-semana.

Después de tres días de estar laburando en Córdoba, en el trabajo de arquitectura, el Sábado, si bien era un día que también le iba a dedicar la facu, se convertía en un semidescanso porque no tenia que viajar, y podía estar en mi casa, tranquilo y sin que nadie me moleste.

Nueve de la mañana me levanto, y lo primero que hago es poner a renderizar una imagen en la notebook, que presuponía iba a tomarse su tiempo. Desayuno, me baño, estoy hasta el mediodía sentado frente a la compu trabajando, como, sigo con arquitectura otro rato.

Hasta acá como que iba todo bien, normal, no parecía un día de cobro para el recaudador de impuestos de Srta. Karma. Pero a partir de la finalización del render, venía todo cuesta abajo.

Resulta que en el centro mismo de la imagen quedó un cuadrado blanco que ni Dios sabe porque estaba ahí, después de darle vueltas un rato, no pude saber que era, asique quedó así.
Bueeeeeeeeno… una imagen no es el fin del mundo. No, y tampoco lo fue el día entero, pero te revienta soberanamente las bolas, u ovarios… Generalicemos, te revienta soberanamente las gónadas esas cositas que te van saliendo mal. Como si de treinta y ocho picaduras seguidas de mosquito se tratase. Una no hacía nada.

Párrafo aparte fue el partido de la selección, a la que voy a tratar de dedicarle un texto aparte, pero sumó (y como…) en la Conspiración Sabática.

Apenas terminan los penales, me baño, no como, y parto para Córdoba. Diez de la noche, colectivo lleno y un tufito a pato que volteaba. ¿Quién es el desubicado que vomita en el colectivo antes de las diez de la noche? Y obvio, para variar, un negro (con el perdón de los orgullosos portadores de éste color, pero me refiero al grupo social argentinamente denominado “negro”), con un celular recién “adquirido”, reproduciendo música que no todos queremos escuchar. Perdón por ser reiterativo con el chiste, pero… ¿por qué no te robaste los auriculares también?.

Llego a Córdoba. En el camino me cruzo con gente que no me quiero cruzar, sin hacer más comentarios al respecto que ese. Un millón trescientos setenta y ocho mil habitantes y me tengo que cruzar con gente. Dios.

Tiempo de espera y tipo doce partimos para un boliche a ver a… cof cof… Iván… cof… Noble.

Acá es cuando voy a enumerar una serie de eventos desafortunados que termina de coronar el día: un caloventor a dos metros de mi espalda; no se cumplió la parte de cena, de la propuesta cena-show; UNA cerveza quería decir MEDIA cerveza; noticia que no quería escuchar; Noble toca algo así como ocho o nueve temas. Y a todo esto, parado.

Ocho o nueve temas?! Me estás tomando el pelo Noble. Nota personal: nunca más ir a ver una banda a un boliche sin enterarse cómo son las reglas de juego. Carreras te rompió el orto Club F.

En un momento me acordé de Circulito y su ya archiconocida frase, de Cuadradito y Circulito…

En fin, ya era Domingo y todo volvió a la normalidad mientras el Sábado que no fui al cumpleaños de un amigo, ni a ver Harry Potter, miraba desde lejos con una vil sonrisa, que por suerte se iba diluyendo.

Por suerte estaba con gente que quiero una bocha que al final fue lo que balanceó el día. Eso y que pude llegar a tomarme el colectivo de vuelta a horario (y fui sentado y sin olor a pato)…

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Dejo para el final el obvio resultado de haber bebido en las fuentes vulgares de la verdad: nunca seremos más jóvenes que hoy; jamás volveremos a ver a nuestros muertos; el tiempo no retrocede; el amor perfecto no existe; hay un verso que está siempre a punto de revelársenos y que no escribiremos nunca. Para los hombres de verdad, este no es el final de sus sueños, sino más bien el principio...

-A.D.

La ciencia moderna aun no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas

-S.F.

The trouble with the world is that, the stupids are full of confidence and the intelligents are full of doubts.

-W.S.

Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.

-N.M.

Hijos, lo intentaron tanto como pudieron, y fracasaron. Cual es la leccion? Nunca intentar.

-H.S.

If you love someone, put their name in a circle; because hearts can be broken, but circles never end.

-B.L.

FFVIII

I'll be here...
Why...?
I'll be waiting here...
For what...?
I'll be waiting for you... so...
If you come here... you'll find me...
I PROMISE.
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